Acá simplemente lo que encuentro bueno. La intención: dar a conocer.

miércoles, 12 de marzo de 2008

El río es nuestro

Luis Bareiro

Contrario a lo que pudiera pensarse, Itaipú no es una empresa constructora, ni una entidad de beneficencia, ni el almacén de los Bernal, ni una seccional, ni el mecenas de la prensa. Es una hidroeléctrica, una usina que genera electricidad gracias a la fuerza hidráulica del río Paraná.


El motor de esta maravilla tecnológica es el río. Sin él no hay hidroeléctrica. Y el río no se puede comprar ni vender ni dividir. Es de paraguayos y brasileños, propiedad inembargable e intransferible de nuestros países, países que son enteramente nuestros. No son particularmente de Lula, ni de Nicanor, ni de Bernal, ni de Ytamarati. Son de ellos y de nosotros. De todos.

Esta obviedad la asumieron los brasileños hace 40 años cuando se vieron obligados a negociar con Paraguay para utilizar el Paraná. Su propuesta fue simple: “Construyamos una hidroeléctrica, la más grande del mundo, para generar electricidad con la fuerza del río. Nosotros conseguimos la plata para montar el negocio, ustedes autorizan el uso del río y recuperamos la inversión con la venta de la energía”.

“Esa energía -aseguraron entonces- será para los dos, mitad y mitad. Pagaremos por ella solo lo que cueste producirla (gastos operativos) más el costo financiero (la cuota necesaria para devolverles la plata). Cuando se pague toda la deuda, tendremos energía limpia y barata. Y seremos felices y comeremos perdices cocidas en microondas y a la luz de los tubos de neón”.

Sonaba bien. Pero cuando el acuerdo se inmortalizó en papel hicieron trampa, con el beneplácito comprado de nuestros representantes. Se estipuló que si uno de los socios no hacía uso de todo su cupo de energía, se la cedería al otro a cambio de una compensación, una platita insignificante que sirve de excusa para no decir que la sesión es en realidad un regalo.

Por supuesto, el que apenas alcanza a consumir su porción es Paraguay. Menos del ocho por ciento. El resto no lo puede vender (hoy la electricidad cuesta tanto como el petróleo), se lo lleva Brasil, a cambio de la mentada compensación.

Así, por décadas, del multimillonario negocio que genera la explotación de nuestro río solo recibimos unos pocos royalties por el uso del agua (un dinerito que también recibe Brasil) y, por supuesto, la bochornosa e insignificante compensación.

En Paraguay, la crítica, escasa en tiempos de dictadura, se multiplicó en democracia, y hoy amenaza con linchar -en términos políticos - a los responsables de la traición y a su partido.

En Brasil se les ocurrió entonces otra idea brillante. Entre los costos operativos de Itaipú metieron un rubro que nada tiene que ver con la generación de energía: los “gastos sociales”. Así, para “generar electricidad” se pagan becas para estudiantes de corte y confección, se construyen polideportivos y se auspicia la elección de la cola del verano.

La jugada es simple. Con la excusa de que son parte de los costos operativos, permiten a gobiernos paraguayos hacer uso discrecional del dinero. O lo que es igual, usarlo para comprar silencios, hacer proselitismo y mantenerse en el poder.

Eso son los “gastos sociales” de Nicanor, el último intento brasileño por evitar una renegociación que es inexcusable. Y para quienes creen que es imposible les recuerdo un detalle: el río sigue siendo nuestro.

Artículo y todo extraída de ABC BLOGS

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