Acá simplemente lo que encuentro bueno. La intención: dar a conocer.

martes, 24 de marzo de 2009

Historia Falsa, Sociedad Irreal

El hombre es el ser que necesita absolutamente de la verdad y, al revés, la verdad es lo único que esencialmente necesita el hombre, su única necesidad incondicional .

José Ortega y Gasset .



Pocos son los que pueden admirar la verdad histórica, un concepto tan real como la realidad misma; la idea y narración que une a la sociedad con lo concreto. ¿Qué es, entonces, la verdad histórica? Algo tan subjetivo que contradice la palabra misma: verdad. La verdad es de los que ganan, dicen; yo digo lo mismo. No por ninguna afiliación, sino por la pura realidad. Soy idealista, tonto tal vez, pero creo que tal verdad objetiva se puede conseguir a un cierto grado. Siempre estará el rastro de subjetividad en todo lo que hacemos ya que, de cualquier forma, son personas las que escriben tal verdad. Mi idealismo y creo que el de todos sugiere una verdad donde se pueda acercar al realismo más puro, al objetivismo más auténtico. Hablemos ahora de hechos. El Paraguay está lejos de este objetivismo. ¿Quién garantiza saber de la pura verdad histórica? ¿Quién me puede decir exactamente sobre las víctimas de la dictadura o cuánta gente murió un 3 de febrero 17 años atrás, o por qué se luchó en el marzo paraguayo? Mucha gente me dirá que hubo cuatro, diez, cien, o hasta mil personas muertas en la víspera de rebelión o que fue por tal motivo, que hubo pocas véctimas durante la dictadura o que éramos felices y no lo sabíamos. No existe la memoria clara, punto.

La sociedad paraguaya tiende a tener la costumbre de crear mitos históricos. El gran Mariscal Francisco Solano López, los grandes héroes de marzo, la temible dictadura stronista o el feliz y seguro periodo stronista. ¿Quién sabe? ¿Tal vez fueron grandes héroes que verdaderamente salvaron su patria, o quizás fueron delincuentes éticos? Aún así, no quiero hoy juzgar dichos hechos. No hay historia en el Paraguay que no sea fanatizada, que no sea apasionada o subjetiva. Vivimos en un contexto irracional. No existe la verdad objetiva de la historia y por causa de dicho error estamos estancados en una comunidad irreal. Amigo lector, esta sociedad es esquizofr é nica. Perdimos el contacto con la realidad. ¿Qué realidad?

El contacto que tenemos como individuos con la vida real son simples ecuaciones psicológicas, neurológicas, y cuantos campos quieran. Ahora, es diferente cuando pensamos en masa. Ya no es el individuo, ya son tres, cuatro, mil personas pensando sincronizadamente. Todos nosotros (o la mayoría, perdón) vivimos en un mundo seudo-racional real; asociamos, racionalizamos, proyectamos y miles de otros términos freudianos. No es así en el pensamiento en masa, sin embargo. Para saber quienes somos debemos recordar y mirar al pasado que nos trajo a este momento y que nos moldea como personas. En el Paraguay no es así. No sabemos de nuestro pasado, no sabemos que pasó ni

cómo pasó, solo sabemos que “algo” pasó y no es suficiente. Si no tenemos memoria no tenemos “personalidad”; no sabemos quiénes somos ni a dónde ir, y este es una de las raíces a los problemas paraguayos. Más macabro todavía es que pensamos que sabemos todo. La falta de esta memoria histórica nos hace llenar los espacios vacíos con mitos y verdades a medias. Y con tales mentiras nos caemos en un pozo imaginario.

¿Será que la razón por la cual el Paraguay no se levanta es porque no conoce la realidad? Se escuchan por los corredores de institutos de educación: el conocimiento es poder . Soy fiel creyente de esta idea. Si conociéramos la verdad, los hechos, y si pudiéramos diferenciar entre mito, fantasía y realidad, el Paraguay sería casi utópico para lo que es hoy en día. Esto no es así, sin embargo. “En el Chaco hay petróleo”, “Vamos a terminar siendo todos comunistas”, “Lino Oviedo mató a Argaña”, frases célebres de esta sociedad. No son frases tontas pero tampoco son frases completamente válidas. No se vislumbran fundamentos claros que conozcan los ciudadanos. No hay una verdad concreta para apoyar estas acusaciones. No son hechos históricos o hechos actuales objetivos, son verdades personales de un cierto grupo de personas. La gente ve lo que quiere y es su derecho llamarlo verdad, pero no es la verdad objetiva que una sociedad debe seguir. Vamos a caer a en un abismo irracional. Vamos caminando ciegamente.

La escuela filosófica griega fundada por Pirro de Elis, el escepticismo, enseña a dudar de la realidad. ¿Qué tan real es la realidad? Debemos cuestionar todo. Es el mismo concepto. Cuestionar la verdad histórica actual ayudaría a tener un cierto grado de objetividad. Es fundamentalmente necesario tener la pura verdad de las cosas. Es así como una sociedad, como la paraguaya, progresa.

¿Es verdad que el paraguayo tiene mucho valor y coraje? Pregunté esto a un ciudadano y el mismo me respondió: sí los tiene. Yo pregunté de vuelta, ¿no será este valor y este coraje una fantasía, producto de fanatismos y mitos? Tal vez, dijo.

También pregunto: ¿cómo vamos a construir una nación si no sabemos lo que tenemos y lo que no tenemos, o por qué no lo tenemos? El fanatismo en la historia paraguaya es más dominante que cualquier otra cosa, especialmente la verdad. Mitos paraguayos. ¿A qué grado de inexistencia llegaremos si no procuramos la verdad más objetiva y por sobre todo que la tengamos presente? Un Paraguay irracional, una sociedad delirante.


- Articulo de Lucas Alcazar extraído de la revista Travesía, www.asa.edu.py/travesia07 -